Esta mañana me he planteado ampliar horizontes, ya comenté ayer que este fin de semana lo dedicaría a pensar. Y donde mejor pienso es cuando voy caminando.
Y me he dicho: "porque no ir hasta ver la playa??" Y dicho y hecho. Ha sido un lujo, como digo en el título. He comenzado el paseo con una bruma en el horizonte que no permitía ver el sol, pero al finalizar el mismo, o casi, se ha presentado muy tímidamente.
¡Qué lujo!
¡Qué lujo!
Además he coincidido con dos antiguos compañeros de trabajo, Julián y Enrique. Y sólo acaba de empezar el día, ¡qué emoción!
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